El trabajo, las relaciones interpersonales o los quehaceres cotidianos; cualquier acción que una persona emprenda puede ser un impulso para la creatividad y la innovación.

Se ha preguntado muchas veces si ¿lo que hacemos de una manera no se puede hacer de otra forma mejor? El trabajo, las relaciones interpersonales o los quehaceres cotidianos; cualquier acción que una persona emprenda puede ser un impulso para la creatividad y la innovación, señala el catalán Luis Bassat, autor del libro ‘La creatividad’.

En ese sentido, detalla cuatro claves para ejercitar su creatividad:

  1. Tomar caminos distintos. Para empezar, puede ir cada día al trabajo por un camino distinto, aunque se tarde unos minutos más. Si uno ve calles, tiendas distintas, árboles diferentes, salidas de sol desde puntos de vista diferentes, estimula la creatividad.

  2. Aceptar las nuevas ideas. En el trabajo, cuando un colaborador presenta una nueva idea, lo primero que hay que hacer es felicitarle y decirle que será estudiada para ver su aplicación. No hay nada más frustrante que cuando alguien ha estado pensando y ha encontrado una idea nueva, se le diga que esa idea no sirve.

  3. Fomentar el brainstorming. Se pone sobre la mesa un problema a solucionar y cada miembro de la reunión, que pueden ser 8 ó 10 personas, dan soluciones para ello sin que nadie las critique, de forma que una ideal tal vez loca puede dar paso a otra perfectamente realizable y que soluciona el problema.

  4. Aplicar la creatividad en todos los ámbitos. En la vida familiar por ejemplo se le puede decir a los niños que pueden ver televisión tanto rato como quisieran siempre y cuando hubieran leído el mismo rato antes.


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