Los sindicatos franceses convocaron el martes a los trabajadores del sector público a una de las mayores protestas en décadas, con la esperanza de superar las 800.000 personas que salieron a la calle la semana pasada, en un levantamiento contra la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron. Los usuarios del transporte público se enfrentaron a una interrupción generalizada de los servicios al entrar la huelga en su sexto día consecutivo, con las escuelas cerradas en París, cancelación de vuelos de las aerolíneas y menor producción de energía.
Los sindicatos piden a los trabajadores ferroviarios, médicos, maestros y otros trabajadores públicos que presionen a Macron antes de que su Gobierno, de a conocer sus propuestas el miércoles. Macron quiere sustituir el complejo sistema de más de 40 planes separados, cada uno con prestaciones diferentes, por un sistema único, basado en puntos, en virtud del cual, por cada euro aportado, todos los pensionistas tienen los mismos derechos.
El fracaso de la reforma supondría un déficit de hasta 17.000 millones de euros, el 0,7% del PIB, para 2025, según las previsiones de un comité de pensiones independiente. Macron es consciente de la oposición pública al simple aumento de la edad de jubilación, actualmente en 62 años. Una alternativa es reducir las prestaciones para los que dejan de trabajar antes de los 64 años y dar un impulso a los que se van más tarde.
Actualidad Laboral / Con información de Reuters