Los sindicatos y el mercado reaccionaron de forma opuesta tras la confirmación de contactos no oficiales entre las dos mayores entidades bancarias alemanas, de cara a su potencial fusión y con el beneplácito del Gobierno alemán.
El sindicato del sector de servicios alemán, Ver.di, teme que la posible fusión de Deutsche Bank y Commerzbank cueste por lo menos 10.000 empleos, por lo que los representantes de los trabajadores rechazan estos planes.
"Desgraciadamente tendríamos que asumir que en tal escenario habría un amenaza inmediata para 10.000 empleos y en el largo plazo hasta 30.000, especialmente en Alemania", indicó el responsable del área de banca del sindicato germano Ver.di, Jan Duscheck, en declaraciones a la cadena alemana n-tv.
Según las afirmaciones de Duscheck, representante de Ver.di en el Consejo de Vigilancia del Deutsche Bank, la fusión no podrá colmar las expectativas de crecimiento.
También el sindicato minoritario DBV rechaza la fusión y ha anunciado que se opondrá con los recursos que tiene a su disposición: "En caso de que la fusión se produzca, con el consecuente recorte de plantilla, vamos a oponernos con los recursos que tenemos", dijo un portavoz de DBV citado por el diario Boerse Zeitung.
"La experiencia de anteriores fusiones, como la del Commerzbank con el Dresdner Bank, muestran que estas no llevan automáticamente a un futuro dorado", agregó el vocero de DBV.
Por su parte, el director del Centro Financiero de Baviera, Wolfgang Gerke, considera que la fusión entre Deutsche Bank y Commerzbank "no tiene ningún sentido", señalando que ambas entidades aún están abordando problemas heredados, como la integración de Postbank.
"Si de pronto tienes que despedir a 30.000 empleados eso genera escándalo", apuntó Gerke a la televisora n-tv, advirtiendo de que esto no sería muy bien recibido por los clientes y sugiriendo que las entidades apuesten por otras estrategias, incluyendo la racionalización de sus servicios informáticos y colaborar con las cajas de ahorros.
Asimismo, el vicepresidente de la asociación DSW, enfocada a la protección de los inversores particulares, Klaus Nieding, teme un impacto negativo incluso mayor en el empleo. "Me temo que estaríamos hablando de recortes de empleo de potencialmente cinco cifras, entre 30.000 y puede que 50.000 puestos de trabajo", apuntó en declaraciones al diario Süddeutsche Zeitung.
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