20-11-2015
El asalto del gremio de los taxistas contra Uber llega a los tribunales en Nueva York. Pero con una estrategia diferente: en lugar de atacar a la compañía ahora presentan una demanda contra la propia ciudad y la agencia que regula la concesión de licencias. Los propietarios de los taxis acusan a las autoridades públicas de haber arruinado su negocio permitiendo la proliferación de este servicio. El precio de los permisos para operar un taxi tradicional se ha desplomado un 40% hasta ahora.

La última acción legal se inició el pasado lunes en una corte federal en Manhattan (Nueva York). La demanda parte del principio de que los dueños de los icónicos taxis amarillos solo tienen la posibilidad de recoger a clientes que alzan la mano desde la acera en las calles, mientras que los conductores de Uber no tienen este tipo de limitación a la hora de operar por la ciudad, porque se hace todo a través de una aplicación que une al propietario del coche con el cliente.

Es decir, consideran que hay un trato arbitrario en el negocio que favorece a la nueva tecnología. “Eso está creando un daño catastrófico en esta icónica industria y en la vida de decenas de miles de familias que dependen de ella”, se puede leer en la demanda que incluye tanto a dueños particulares de taxis como a asociaciones que representan a más de 4.000 propietarios de licencias.

La demanda incluye algunos datos para representar la disrupción de Uber en su negocio. Mientras que los viajes en Manhattan en vehículos que operan este servicio crecieron en 3,82 millones entre abril y junio de 2015 cuando se compara como se comparan con el mismo periodo del año anterior, las recogidas de clientes cayeron en una proporción casi idéntica en el caso de los taxis amarillos.

Actualidad Laboral / Con información de El País