Los investigadores David Autor y Anna Salomons analizaron el impacto de las mejoras tecnológicas de los sectores económicos, tanto en el empleo como en el porcentaje del valor agregado que reciben los trabajadores.


Además de analizar el impacto “directo” en el mismo sector que se experimenta gracias a la mejora tecnológica, también estiman los impactos “indirectos”. Por ejemplo, si las empresas que producen acero se vuelven más productivas por la introducción de nuevas tecnologías, es posible que la demanda de trabajadores en el sector automotriz aumente. Adicionalmente, a medida que estas mejoras tecnológicas generen un mayor crecimiento económico para el país, la demanda de trabajo podría aumentar en todos los sectores.


La tecnología genera más empleo


Los resultados sobre el empleo son en general alentadores. Aunque el impacto directo de una mejora tecnológica supone reducir el empleo del sector (las máquinas sustituyen a las personas), los impactos indirectos son positivos y mayores en magnitud, ya que las mejoras tecnológicas tienden a aumentar el empleo total.


Es decir, cuando un sector experimenta un adelanto tecnológico, el empleo del mismo sector se reduce, pero el empleo en otros sectores aumenta más. Es importante tener en cuenta que los cambios tecnológicos causan desplazamientos de trabajadores entre sectores, lo que implica una necesidad de apoyar a los trabajadores durante estas transiciones, aunque –en el agregado– los cambios tecnológicos generan más empleo.


El problema está en los salarios


Desafortunadamente, los resultados sobre los salarios son preocupantes. Durante la década de los 70, los investigadores no encontraron un efecto importante de los cambios tecnológicos en la participación de los trabajadores en el valor agregado.


Sin embargo, a partir de la década de los 80, las estimaciones confirman lo que algunos temían: los cambios tecnológicos (directos e indirectos) hacen que los trabajadores reciban un menor porcentaje del excedente total. Al parecer, son los dueños del capital, y no los trabajadores, quienes se han beneficiado principalmente de los cambios tecnológicos recientes.


Hay otro resultado que hay que destacar. Es cierto que, a partir del año 2000, se ha acelerado la reducción de la participación de los trabajadores en el valor agregado. Sin embargo, los investigadores encuentran que los cambios tecnológicos no pueden explicar esta aceleración preocupante para los trabajadores. Al parecer, tienen parte de la culpa, pero habrá que buscar a más sospechosos…


Como muestra este estudio, la preocupación por los cambios tecnológicos tiene cierto respaldo empírico. No obstante, mi opinión es que no podemos echar toda la culpa a los nerds de Silicon Valley.


Creo que también hay factores más institucionales, como el auge de la subcontratación (el famoso outsourcing) o el porcentaje descendiente de trabajadores sindicalizados, que también explican parte de la merma de los ingresos de los trabajadores.


Actualidad Laboral / Con información de El Nuevo Diario / David Kaplan