Arrancó el año 1920. Venezuela se encontraba comenzando a conocer los beneficios del petróleo. Pero, en Caracas, una empresa textil daba sus primeros pasos: Telares de Palo Grande, C.A. Se llama así por el lugar donde nació, muy cerca de la estación del tren de Palo Grande, donde hoy está ubicada la sede del Instituto Postal Telegráfico (Ipostel), en San Martín. Y el, ahora, Centro Industrial Palo Grande se mudó a Ruiz Pineda, en 1961.

Se trata de una compañía venezolana que, en sus casi 95 años, ha sabido manejarse para superar las crisis y crecer. “Tenemos un cuerpo de ventas nacional de una docena de vendedores, atendemos 400 clientes”, explica su actual Presidente Carlos Henrique Blohm. Además tiene una nómina de 400 trabajadores.

Pero mayor es el número de accionistas, alrededor de 1.600, de ellos por lo menos 340 trabajadores tienen una participación “porque todos los que trabajan en la empresa que tienen más de un año, van a tener acciones, cantidades pequeñas pero suficientes para que se sientan que socios”. Esto ocurre desde hace 2 años, como parte de la visión de inclusión de este empresario.

“Participar como socios, crea un ambiente que permite la armonía y que personas de diferentes puntos de vista puedan coexistir, trabajar armónicamente”, dice Blohm, quien además estima que aporta una dosis de mayor responsabilidad a los trabajadores, al conocer el manejo administrativo y las ganancias “primero se pagan los sueldos, después los proveedores, los bancos y los accionistas somos los últimos, y eso como que ha servido para darse cuenta de que los accionistas somos importantes, estamos ahí para ganar y cobrar dividendos, pero hay otras cosas que pagar”.

Entre los mejores lugares para trabajar en Venezuela

Este 2014, Telares de Palo Grande se ubicó en el puesto 11 del ranking de Mejores Empresas para Trabajar en nuestro país (The Great Place to Work). Según una reseña periodística, es la segunda vez que participa y, tras las recomendaciones, revisó aspectos como una mayor apertura entre gerentes y directivos para atender las demandas de los trabajadores; colocó buzones de sugerencias y realiza asambleas mensuales, dirigidas por el Presidente de la empresa. De esta manera logró subir 7 puntos “somos la empresa industrial con el mejor ranking, porque todas las demás son multinacionales, excepto Epa y el Tolón, pero Epa es una tienda y el Tolón, un centro comercial”, dijo orgulloso Blohm.

Ser competitivos

La mayor crisis que ha atravesado Telares de Palo Grande, fue consecuencia de la devaluación de la moneda en 1983, que incrementó las deudas, incluso un año cayó en mora con sus acreedores. “Fue un proceso duro porque tuve que escoger de los negocios que tenía mi abuelo (Henrique Blohm), que eran más de 20” para garantizar la permanencia. Es así como redujo sus productos, las toallas salieron ganando en la evaluación, por encima de las sábanas y edredones.

“A mi me gustaría volver a hacer sábanas en Venezuela, ese es un sueño. Es un sueño costoso e importante, porque significa volver a hacer el hilo fino que ya no hacemos, volver a tejer en forma plana, en vez de toallas y entrar en lo que es la nueva tecnología de estampación que hoy es diferente, es digital”, explica el Presidente de la empresa. Ese, según dijo podía ser un plan a 2 o 3 años, depende las condiciones económicas del país.

“Con ese algodón venezolano se pueden hacer sábanas muy finas”, es materia prima nacional que proviene de las vegas del Orinoco, del Apure, del Arauca, del Meta y el Delta, señala Blohm. “Hay como unas 500 familias que dependen de la producción que nos venden a nosotros”.

En Telares de Palo Grande, no se fijan una meta de crecimiento, estiman que podría estar entre 10% y 15%. Además esperan que se aclare esquema cambiario que les permita exportar y recobrar el mercado perdido. Hasta hace 10 años, los productos de esta empresa llegaban Colombia, Barbados, Curazao, República Dominicana, Estados Unidos y Europa.

Actualidad Laboral / ASS