21-02-2018
El gobierno de Michel Temer desistió de llevar adelante la reforma del sistema jubilatorio de Brasil, su mayor proyecto económico para este año. Mientras la Central Única de Trabajadores (CUT) festeja, la calificadora de riesgo Moody’s amenaza al gobierno con una reducción de nota.
Después de 14 meses, Temer no pudo reunir los 308 votos necesarios en la Cámara de Diputados para reformar el sistema de jubilaciones, proyecto que según las encuestas es rechazado por más del 70 por ciento de la población. La última oposición a la iniciativa se dio el lunes con un paro de bancarios y metalúrgicos convocado por la CUT que tuvo lugar en más de 20 ciudades. Así, la impopular reforma quedó sepultada y, en cambio, el gobierno optó por darle prioridad a la intervención militar en el estado de Río de Janeiro que ya tiene media sanción en el Congreso.
El titular de la CUT (la central de trabajadores más importante del país), Vagner Freitas, celebró: “Es la mayor derrota de los golpistas y una victoria que muestra la fuerza de la clase trabajadora”, y agregó: “Logramos sacarle la joya de la corona a los golpistas, porque este era el principal reclamo de los bancos que apoyaron el golpe”, dijo Freitas. El sindicalista hacía referencia al golpe parlamentario a Dilma Rousseff que la destituyó de la presidencia luego de que su vicepresidente, Temer, se pasara a la oposición derechista en 2016.
En el otro extremo del arco ideológico, el mercado financiero se mostró defraudado puesto que aguardaba a este proyecto como el más importante para la reducción del déficit fiscal desde que Temer asumió la presidencia en 2016. A pocas horas del anuncio sobre el fin del proyecto, reaccionó la calificadora Moody’s: “Si bien esperábamos que una amplia reforma era improbable, abandonar los planes para aprobarla es negativo para el perfil de crédito del país, ya que restringiría la capacidad de las autoridades para cumplir con el techo del gasto en los próximos años”, dice un comunicado de la corporación que realiza investigaciones financieras internacionales de entidades comerciales y gubernamentales. Según analistas, la reforma previsional había sido una de las exigencias, a fines de 2017, de las agencias de calificación de riesgo para no rebajarle la nota a Brasil.
(... ) En lugar de la reforma jubilatoria, el gobierno brasileño lanzó una serie de iniciativas económicas, tal como como la privatización de la gigante eléctrica Eletrobras, la simplificación del sistema impositivo y un nuevo reglamento para la autonomía del Banco Central. Además, el equipo económico del gobierno lanzó una agenda de 15 puntos para 2018, que incluyen un proyecto que limita el techo de los salarios de los empleados públicos y el cese gradual de la reducción de los aportes patronales de 50 sectores de la economía.
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