Hace unos años se presentó un estudio en LinkedIn según el cual el 46% de los empleados que tenían amigos en el trabajo se sentían más felices. La psicología apunta que las relaciones de amistad suponen una consistente red que aporta seguridad e influye positivamente en el estado de ánimo. Esto se acentúa más en jóvenes, debido a la mayor importancia que estos otorgan a la amistad y, de hecho, el citado estudio reflejaba un porcentaje mayor -57%- en en los trabajadores de 18 a 24 años.
Por otro lado, la empresa Gallup realizó durante años una simple pregunta a trabajadores de multitud de empresas: “¿Tienes un mejor amigo en el trabajo?”. Una de las principales conclusiones del trabajo fue que tener amigos influye en la cantidad de esfuerzo que dedican los empleados a su trabajo, por tanto es esperable que las relaciones de amistad incidan directamente en la productividad y el rendimiento.
La consultoría de recursos humanos Inginium, por su parte, ha constatado en la práctica que el clima laboral se correlaciona tanto con la salud psicológica como con la física. De hecho, ante la experiencia de situaciones agradables, el cerebro segrega un neurotransmisor llamado dopamina que genera sensaciones placenteras y relajación.
Según Gina Aran, CEO de la consultoría, “cuando hay relaciones más estrechas y positivas entre los trabajadores, también hay más tendencia a colaborar, los equipos son más eficaces y, en general, hay un sentimiento de confort y apoyo que contribuye a construir un buen clima de trabajo”.
Parece claro entonces que la gestión de personas en las organizaciones debe incentivar las relaciones de amistad para obtener equipos de personas motivadas, comprometidas y satisfechas que hagan posible no solo la supervivencia, sino también la competitividad de la empresa. Muchas de ellas realizan teambuldings con el objetivo de estrechar lazos en el equipo, que se materializan en una mayor productividad. Desde Inginium aseguran, sin embargo, que estas actividades no son simplemente juegos, sino que deben planificarse y ejecutarse en función de unos objetivos definidos, con una adecuada transferencia a puesto de trabajo, si se quiere obtener retorno de la inversión.
Ventajas previsibles al fomentar la amistad en el trabajo
Pero, ¿son todo ventajas? ¿Hay que poner límites a la amistad?
Uno de los temores a la hora de fomentar lazos entre trabajadores es el de acabar con un exceso de confianza que pueda implicar la creación de grupos cerrados que obedezcan a sus propias reglas y no permitan la necesaria fluidez en el conjunto de engranajes que son los equipos en las organizaciones. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así si optamos por gestionarlo con claras premisas organizativas y funcionales, delimitando espacios y tiempos para cada finalidad, incluso la de compartir momentos informales con los compañeros.
Otro aspecto que genera serias dudas es una relación de amistad con un superior. En este caso hay que prestar atención a posibles recelos de otros miembros del equipo acerca de la objetividad o la equidad de trato. Desde el primer instante es imprescindible que roles y responsabilidades sean comprendidas y comunicadas oportunamente.
Actualidad Laboral / Con información de Equipos y Talento