El caso de Jean P., un gerente de tienda de Lidl despedido por 'trabajar demasiado', pone sobre la mesa el papel de los adictos al trabajo y su influencia en las organizaciones. Los 'workaholics' no siempre son perjudiciales.

Jean P., que trabajaba en Lidl desde 2005, ha sido despedido, según su abogado, "por trabajar demasiado y esforzarse en que su tienda funcionara correctamente". Este caso puede pasar a formar parte de la jurisprudencia laboral más curiosa... Así, lanzar patadas de kárate a un superior, llamarle "cobarde" y "sinvergüenza" y empujarle hasta hacerle caer al suelo no justifica un despido procedente, según la sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. La Audiencia Provincial de Madrid revocó en 2012 una sentencia que condenaba a un farmacéutico por acoso sexual a dos de sus empleadas, señalando que "dar palmadas en las nalgas, dar un beso en la oreja, o abrazar" no suponen acoso.

Varios tribunales han respaldado a trabajadores agresivos, rebeldes o poco productivos. Así, pegar al jefe, insultarle, acudir al trabajo con droga o visitar páginas porno desde el portátil de la empresa no se consideran conductas suficientes para justificar un despido.

Hasta por ser atractivo puede ser despedido un profesional: ese fue el caso de Debrahlee Lorenzana, empleada de Citibank, que demandó a su compañía cuando su empresa argumentaba que vestía de forma demasiado provocativa. Entendía en su demanda que había perdido su empleo por ser "demasiado atractiva", ya que sus jefes le advirtieron que "sus formas alteraban a sus colegas varones y a sus supervisores".

Ahora Jean ha llevado a la cadena de supermercados ante los tribunales para que le readmitan en su puesto de gerente de tienda.

La multinacional alemana decidió iniciar una investigación y revisar las imágenes de seguridad del supermercado. Así detectó "incumplimientos laborales muy graves" en el proceder de Jean: según el informe de la empresa, durante algunos días de abril de este año se observó cómo el gerente accedía al local a las 5 de la mañana y pasaba "entre 49 y 87 minutos" trabajando sin fichar, algo que supone una vulneración de la norma por la que "cada minuto que se trabaja, se paga, y cada minuto que se trabaja debe quedar registrado". El hecho de que el gerente estuviera solo, también está prohibido por motivos de seguridad. Además, Lidl añade que recibió quejas de empleados a los que también invitaba a llegar antes.

Jean, ¿el 'workaholic'?

En el caso de Jean P., es posible tener el corazón dividido: habrá quien sienta la injusticia cometida con un profesional que "sólo pretende hacer bien su trabajo y actuar hasta más allá de los límites horarios y de dedicación". Otros verán en Jean P. el prototipo de workaholic, incluso de presentista que no es capaz de desarrollar un trabajo eficaz dentro de su jornada y necesita tiempo extra para cumplir con sus objetivos.

En realidad, la adicción al trabajo que puede ser tildada de negativa -que es tóxica y arruina el clima laboral- tiene que ver con el hecho de convertir la abnegación normal y necesaria en una gestión ruinosa del tiempo. Y esto conduce casi siempre a la ineficacia, a la depresión y al estrés. El workaholic con perfil negativo implica una disfunción en el equipo, y sus colegas de trabajo pueden situarse contra él, sobre todo cuando la dedicación excesiva que otros no pueden seguir logra captar el favor del jefe.

Otra de las características del perfil negativo de un adicto al trabajo es que suele criticar la supuesta falta de dedicación de los demás y que tiende a mostrar sus defectos.

Lo positivo

Pero un workaholic también tiene ciertas virtudes que se pueden destacar en su actividad profesional. La Escuela de Negocios de Rouen (Francia) concluye que "existe una cierta adicción al trabajo que, lejos de ser perniciosa, es constructiva. Los workaholic simplemente creen en un equilibrio diferente y se mueven en parámetros distintos a los del resto de profesionales en lo que se refiere a la conciliación".

Está claro que el trabajo es el centro de la vida de los workaholic positivos, y éstos suelen vender muy bien su actividad. Tienen una buena marca profesional y saben poner en valor sus logros.

Otra virtud del buen adicto al trabajo es que conoce los mecanismos precisos que le permite encontrar más tiempo para trabajar. Podría ser interesante (y útil) aplicar esos comportamientos para resultar más eficiente -no para trabajar más- y conseguir más tiempo para otras cuestiones que no tengan que ver con nuestra actividad laboral. Son además buenos gestores de toda la vida social que está conectada con el trabajo, y eso es un gran ejemplo de networking que ofrece buenas posibilidades. Trasladar ese modelo a todas las áreas también puede ser positivo para quien trabaja con ellos.

Los buenos workaholic tienen un sentido de la prioridad especial que les lleva a desprenderse de aquellas actividades que no están relacionadas con el trabajo. Como la anterior virtud, esto supone un buen aprendizaje si se logran entender las fórmulas de discriminar la actividad diaria.

En todo caso, la mentalidad del workaholic, que en ocasiones se confunde con el presentismo, choca con nuevos modelos de trabajo cada vez más flexibles que favorecen el empleo independiente, por proyectos y todas aquellas fórmulas que permiten prescindir de la empresa tradicional y del "estar" en la oficina.

La autogestión del tiempo libre se considera ya como una recompensa por encima incluso del salario o de los ascensos. Esto lleva a que cada vez más organizaciones se planteen una libertad laboral que, asimismo, choca con la exigencia de una disponibilidad de 24 horas a la que muchos profesionales deben resignarse o negarse.

La concepción del trabajo que triunfa es la de la mentalidad start up, típica de compañías que permiten a sus profesionales disfrutar de los fines de semana y salir de la oficina a horas sensatas. Estas organizaciones se caracterizan por la velocidad, la agilidad, los nuevos ritmos de trabajo, la flexibilidad, y una organización horizontal y colaborativa.

Actualidad Laboral / Con información de Expansión