Trabajadores de la Planta Guayana de la estatal Venezolana de Cementos retomaron la agenda de protestas esta semana, luego de que las reuniones concertadas en enero y principios de febrero para exigir la discusión contractual e inversiones para la planta, no dieran resultados. Las manifestaciones pacíficas, que se prolongarán en los próximos días, son compartidas por los 22 sindicatos de la empresa a nivel nacional.
Hermes Bastardo, delegado nacional y regional del Sindicato de Trabajadores de la antigua Cemex (Sintracemex), reiteró que han solicitado inversiones y aumento del precio del cemento pues la estatal produce a pérdidas, y la mayor parte de su producción va dirigida a las obras de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), que goza de tarifas que no cubren los costos.
“No estamos en contra de que hagan viviendas, pero debe cancelarse al precio que es. Para nadie es un secreto que la industria está trabajando a pérdida sobre todo con la GMVV que es la bandera del gobierno”, dijo, al señalar que el planteamiento fue presentado a Ildemaro Villarroel, ministro de Vivienda y Hábitat, despacho al cual está adscrita la compañía.
En ese entonces, el ministro les informó que habían acordado el aumento de precios, pero que debía ser anunciado por el presidente Nicolás Maduro. Los nuevos precios no mejoraron el panorama, recalcó Bastardo: 62 mil bolívares el saco de cemento para el sector privado, 66 mil bolívares para terceros y 12 mil bolívares para la GMVV, este último sin variación respecto al 2017.
“Estos precios son la sentencia de muerte de la industria”, recalcó; principalmente -explica- porque toda la producción de la antigua Cemex va al programa habitacional gubernamental. “Pongas el precio que pongas, la empresa no va a mejorar porque todo se lo lleva la GMVV con el mismo precio del año pasado”. El dirigente sindical sostuvo que los números no dan, si se considera que solo el saco de cemento -importado de Brasil- tiene un costo de Bs. 19 mil, “al que deben sumarse las materias primas, aditivos, transportes”.
Contrato colectivo sigue pendiente
El 2 de febrero, los 22 sindicatos de la empresa se reunieron en Caracas con el ministro quien, considera Bastardo, “vino a enfriar la calle (…). Salimos sin nada y decidimos tomar de nuevo la calle”.
El último contrato colectivo de la empresa, firmado en 2007 apenas un año antes de la expropiación de la filial de la cementera mexicana por orden del ex presidente Hugo Chávez, tuvo vigencia hasta el 2009. A mediados de enero, tras la mediación del gobernador Justo Noguera Pietri y conversaciones con la directiva regional de la Inspectoría del Trabajo y el despacho laboral, creían que el anteproyecto de contrato colectivo había sido desempolvado “pero no nos llamaron y todos los sindicatos a nivel nacional hicimos un plan de actividades que venimos cumpliendo”.
Además de la protesta de este miércoles, los empleados tienen previsto concentrarse este jueves en la redoma de Bauxilum, mejor conocida como La Piña, mientras que este viernes marcharán hasta la Inspectoría del Trabajo.
El deterioro en el cumplimiento del contrato colectivo afecta a más de 500 trabajadores. No solo de la Planta Guayana de Venezolana de Cementos, sino del área de transporte y de las plantas de concreto de San Félix, Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, que fueron absorbidas por la estatal. “Apenas hoy (miércoles) entregaron los juguetes de diciembre y el servicio de comedor dejó de funcionar, la situación es increíble”, expresó.
Reclaman inversión agresiva
Los trabajadores están conscientes de que la inversión que requiere la estatal debe ser “agresiva para que podamos ser sustentables”. “El deterioro que tenemos es tal que sin inversión no podríamos avanzar, el aumento del cemento no basta. Por eso, le pedimos al ministro que nos haga llegar un enlace con el presidente porque está en riesgo su misión bandera de construcción de viviendas”, dijo.
La Planta Guayana tiene una capacidad instalada de producción de 33 mil toneladas mensuales, pero en la actualidad alcanza a 4 mil toneladas mensuales en promedio. “Lo que han hecho es canibalizar los equipos y plantas, y ya no hay cómo producir”, afirmó, al precisar que solo cuentan con dos gandolas para trasladar materias primas y productos, de una flota de más de 90 unidades.
Además, solo se está produciendo cemento tipo I para la construcción de viviendas, mientras que los cementos para la producción petrolera dejaron de producirse. “Éramos punta de lanza en cemento petrolero, llevábamos a Monagas y a Güiria, íbamos al campo y hacíamos las muestras según las características del pozo cuando éramos Cemex, ahora nada de eso se hace”, lamentó.
Actualidad Laboral / Con información del Correo del Caroní