Cientos de comerciantes y trabajadores volvieron a protagonizar hoy una protesta en Roma, contra los cierres motivados por las restricciones por la pandemia en Italia. Aunque en este caso se desarrolló de manera pacífica, frente a las de los últimos días, que terminaron con incidentes entre los manifestantes y la policía. La concentración hoy en el Circo Massimo, en la que participaron representantes de múltiples sectores afectados por las limitaciones impuestas por la COVID-19: desde trabajadores de lavanderías industriales a artistas, pasando por cocineros; fue convocada como una protesta pacífica, en contraste con la violencia de otras manifestaciones.
Solo se vivieron algunos momentos de tensión cuando un grupo de manifestantes, intentó marchar hacia la sede del Gobierno y la policía se movilizó para contenerlos. Algunas mujeres participantes, se acercaron después al cordón policial con los brazos en alto y ofrecieron flores a los agentes; mientras los propios implicados, insistían en el carácter no violento de la protesta. Hasta ese momento, la jornada se desarrolló con tranquilidad, con una protesta hasta casi festiva, en la que se corearon consignas como "Trabajo, trabajo" y "Reaperturas"; y un grupo colgó varias prendas, con una pancarta en la que se podía leer: "La Italia de colores nos ha dejado en ropa interior, pero ya basta".
Los participantes, que han llegado en autobuses desde diversos lugares del país, han querido distanciarse desde el primer momento de las actitudes conflictivas de días pasados. Como la semana pasada, cuando algunos grupos se enfrentaron violentamente a la policía, al intentar llegar a la sede del Parlamento. Aquellos manifestantes, entre los que había militantes del grupo neofascista Casa Pound, lanzaron piedras, botellas y petardos a los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos y cargas policiales; en una situación muy similar a la que se volvió a vivir este lunes, en una marcha sin autorización también ante la sede parlamentaria.
En los últimos días se han multiplicado las protestas contra el Gobierno de Mario Draghi, que estudia ampliar las aperturas a partir de mayo. Presionado entre las peticiones de los empresarios, pero también por los médicos, que hoy pidieron que no se relajen las medidas restrictivas ante un sistema hospitalario aún sobrecargado; con casi 31.000 hospitalizados, cerca de 3.600 de ellos en las unidades de cuidados intensivos.
En estos momentos, la mayoría de las regiones italianas se encuentran en nivel medio de alerta, que establece el cierre de bares y restaurantes todos los días de la semana; con la posibilidad de ofrecer a domicilio hasta el toque de queda, a las 22.00 horas locales (20.00 GMT), aunque muchos están optando por no abrir.
Actualidad Laboral / Con información de swissinfo.ch