Lo primero que hay que decir es que será una gran imprudencia reducir una conversación crucial y franca con tu jefe a lo que algunos expertos definen como "vómito tóxico", es decir, un simple desahogo que no tiene en cuenta el lugar y las formas. Y que inevitablemente te traerá consecuencias. Lo contrario a esto sería callarse, pero eso no tiene sentido si lo que deseas es solucionar los problemas.

Atreverse a decir a quien manda lo que piensas, realmente depende de ti, pero también de tu jefe y, por supuesto, de la cultura corporativa de la compañía en la que trabajas. Hablar con sinceridad extrema a tu jefe tiene que ver con tu capacidad para decir lo que piensas buscando la forma, la manera y el lugar.

Debes tener muy claro que la queja que emites ha de ser concreta, porque el objetivo es que algo cambie. Cuanto más concreta sea, más oportunidades tendrás de lograrlo.

Mejorar

Si decides tener un arranque de sinceridad con tu superior y buscas que éste sea eficaz y no implique consecuencias negativas, debes basarlo en hechos, no en juicios o interpretaciones. Se trata de una conversación para lograr algo productivo, por lo que no está de más decirle cómo te hace sentir lo que criticas; o dejarle muy claro lo que necesitas. Y no olvides preguntar a tu jefe qué necesita y cómo se siente contigo, y también qué quiere que hagas. Recuerda que escuchar las quejas, aprendiendo cuál es la experiencia de los empleados al trabajar en nuestro equipo y cuál es el impacto que tienen en las personas que trabajan en la organización, es sin duda un instrumento de mejora.

Lo que nunca debes decir...

En todo caso, en cualquier arranque de sinceridad con tu superior debes tener en cuenta algunas cosas que tu jefe nunca debería saber:

Quizás creas que es baladí, pero en cualquier conversación franca con tu jefe que decidas tener nunca debes decirle que estás mal pagado, y mucho menos comparar su sueldo o el de otros compañeros con el tuyo.

Asimismo, no conviene que le des demasiados detalles sobre lo que haces en tu tiempo libre.

Debes ser cuidadoso con la información que facilitas en Facebook o en Twitter, sobre todo si se te ha ocurrido agregar a quien te manda y puede vigilarte en las redes sociales. Por supuesto, no se te ocurra criticarle o insultarle a él o a la empresa en las redes.

Tampoco resulta sensato decirle a tu jefe que estás buscando trabajo. Si finalmente no te vas de la empresa porque si no consigues el empleo, agradecerás no haber dicho nada.

Si buscas empleo desde tu actual puesto, las consecuencias dependen de quién lo sepa. No es igual mantenerlo en secreto o que el superior esté al tanto de tu búsqueda. Las implicaciones pueden ser distintas si, a pesar de no haberlo comunicado, tu mando se entera.

En ese supuesto arranque de sinceridad no puedes cometer el error de venderte por encima de tus posibilidades: no digas lo que no eres, porque decir la verdad te llevará a ganarte la confianza y el respeto de quien te manda y eso ayuda a construir una reputación sólida.

Una relación nefasta

Si tu problema es la falta de sintonía y el conflicto permanente con un jefe que no te soporta (tú lo sabes y él también), la manera de reaccionar dependerá de cada situación y de los motivos. Estos pueden ser personales -no le gusta cómo vistes, tu apariencia física- o profesionales, que se refieren a que no cumples sus expectativas, que te ve como una amenaza, o que le cuestionas...

Puedes hablar con tu superior abiertamente, diseñando la conversación y tratando de buscar una mejora de la relación para solucionar los problemas. Incluso podrías buscar un mediador dentro o fuera de la compañía.

Cada motivo requiere estrategias diferentes: puedes fingir y escoger el camino de la falsedad. Aquí decides disimular y actuar, haciendo lo que a tu superior le gusta.

También puedes resignarte y asumir la situación como si no pasara nada, sobreviviendo mientras encuentras otro trabajo o cambias de departamento.

Pero también debes tener en cuenta otra posibilidad para sobrellevar esa relación tóxica con un jefe que te amarga la vida: esa convivencia profesional puede potenciar ciertas competencias; provoca que tiendas a automotivarte, que te autorregules y que tomes cierta distancia emocional, para que esa situación no te afecte.

Actualidad Laboral / Información de www.expansión.com