30-01-2020

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó hoy la versión revisada del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en una ceremonia al aire libre en el jardín sur de la Casa Blanca. A la ceremonia fueron invitados cientos de personas, incluyendo trabajadores, agricultores, directores de empresas y legisladores estadounidenses, así como funcionarios de México y Canadá. Sin embargo, faltaron los líderes demócratas que negociaron las enmiendas durante meses con la administración, y que ayudaron a lograr su aprobación en la Cámara de Representantes.


A finales de 2018, los líderes de los tres países firmaron el T-MEC en Argentina al margen de la cumbre del G20, aunque el acuerdo tiene que ser ratificado por legisladores de los tres países para su implementación. Los demócratas de la Cámara de Representantes y la administración estadounidenses negociaron durante meses, asuntos como la aplicación de estándares laborales y ambientales y las cláusulas farmacéuticas antes de, finalmente, alcanzar un acuerdo en diciembre de 2019. La cámara aprobó una iniciativa para implementar el T-MEC revisado con una votación 385-41.


Hace dos semanas, la medida fue aprobada en el Senado con una votación de 89 contra 10 antes de ser enviada al presidente Trump para su firma. Los legisladores mexicanos ya aprobaron el tratado, pero todavía se necesita que el Parlamento canadiense lo ratifique para que pueda entrar en vigor. Está previsto que el acuerdo reemplace al Tratado de Libre Comercio de América del Norte vigente durante 26 años.


Aunque la administración Trump promovió el T-MEC como favorable para el crecimiento, un análisis reciente publicado por el Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés), mostró que el acuerdo implica un "saldo negativo neto" para las tres economías. El T-MEC moderniza las reglas comerciales y fortalece la aplicación de estándares laborales y ambientales, pero sus restricciones sobre el comercio e inversión en el sector automotriz "dañará a la industria estadounidense", dijeron los economistas Mary Lovely y Jeffrey Schott del PIIE, autores del análisis. "El objetivo declarado de la administración Trump es garantizar que más vehículos sean producidos en América del Norte, pero el resultado será justo lo opuesto", dijeron los economistas.




Actualidad Laboral / Con información de Xinhua