31-08-2017
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado de los secretarios del Tesoro, Steve Mnuchin, y de Comercio, Wilbur Ross, y otros miembros de su gabinete, comenzó su búsqueda para lograr una reforma fiscal en el país, para la que busca obtener el soporte de la sociedad estadounidense y así presionar a los demócratas. Dicha reforma debe tener la aprobación del Congreso.

La campaña por la reforma tributaria comenzó con un mitin en una planta industrial en el estado de Missouri, a cuyos trabajadores prometió una carga fiscal menor, y afirmó que “esta es una oportunidad única para una generación y para lograr una verdadera reforma fiscal para los estadounidenses de a pie, los trabajadores”.

El presidente buscó que su intervención fungiera como punto de partida de su tarea por alcanzar la reforma, la cual representa una gran meta política.

Trump aseguró que para dicha reforma “necesitamos un código tributario simple, justo y fácil de entender” con el fin de terminar con los vacíos legales y las confusiones del actual sistema fiscal, aunque no detalló cómo se logrará. Agregó que sería necesario bajar impuestos para que, de esa forma, también aumenten los salarios de los trabajadores.

“Es hora de darle a los trabajadores estadounidenses el incremento salarial que han estado esperando por muchos, muchos años”, insistió Trump, asegurando que el Congreso debe apoyar la reforma, pues, dice, se trata de una “proestadounidense”.

Trump desea lograr que el impuesto a las empresas se reduzca de 35% actual a 15%, e incluirá una ampliación de las deducciones a las que se puedan amparar la población, aunque, de nuevo, no detalló cómo recaudaría los nuevos ingresos ni cómo enfrentar la deuda.

El mandatario estadounidense busca un triunfo en el Congreso, aprobando una ley fuerte que suponga un verdadero cambio para el país, luego de los fracasos con el intento de derogación de la reforma sanitaria de Barack Obama.

Por su parte, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, unas horas antes de su discurso le indicó que su partido no aprobará las reducciones de impuestos para los más ricos. Advirtió que “la reforma tributaria no debe aumentar la carga fiscal sobre la clase media, y no debe haber recortes de impuestos para el 1% más rico”.

“Ni un centavo de esos recortes debe ir a ese 1 por ciento. Los millonarios y multimillonarios en este país lo están haciendo muy bien, Dios los bendiga. No tenemos ningún problema con eso”, dijo.

“Los salarios para millones de estadounidenses de clase media y los que luchan por llegar allí se han estancado por mucho tiempo, mientras que los beneficios de una economía en crecimiento han ido casi solamente hacia los de arriba”, insistió.

Schumer también señaló que la reforma tributaria debe contar con un acuerdo entre ambos partidos, reflejando los intereses de los estadounidenses, además de no suponer un incremento del déficit.

El mandatario prevé reunirse con los líderes del Congreso de los dos partidos el próximo miércoles en la Casa Blanca, para abordar éste y otros asuntos.

“Los republicanos están al mando desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, así que la responsabilidad de gobernar recae directamente en ellos. Esperamos escuchar su propuesta y hacer todo lo que debemos en septiembre”, refirió una asistente demócrata en el Senado a un medio internacional.

Trump, además, debe negociar el aumento del techo de la deuda federal, así como el presupuesto para el próximo año fiscal, por decir algunos temas.

Actualidad Laboral / Con información de El Economista