19-02-2018
El presidente Donald Trump cambió de estrategia tras la derrota de su plan migratorio en el Senado y se ha puesto a trabajar con republicanos de la Cámara Baja para aprobar una ley que reduzca la inmigración legal, financie su muro con México y ofrezca una solución a los "soñadores".
Trump se recuperó rápido del rechazo que recibió su iniciativa en el Senado y puso a su fiscal general, Jeff Sessions, a llamar a filas a los republicanos de la Cámara de Representantes, donde aprobar una ley es más fácil que en el Senado porque se necesita solo una mayoría simple.
En un comunicado publicado anoche, Sessions pidió a los legisladores "trabajar juntos" para aprobar una ley migratoria que incluya los "cuatro pilares" que Trump exige para que cualquier ley reciba el apoyo de la Casa Blanca y, con la firma del presidente, pueda entrar en vigor.
Esos "cuatro pilares" incluyen dos ideas que resultan aceptables para buena parte de los legisladores moderados de la oposición demócrata: 25.000 millones de dólares para el muro con México, a cambio de una solución para 1,8 millones de indocumentados que llegaron a EE.UU. de niños, conocidos como "soñadores".
Son los otros "dos pilares" los que más ampollas han levantado en el debate migratorio porque buscan reducir los niveles de inmigración legal, y para los demócratas y algunos republicanos moderados, eso supone una violación de los principios fundacionales de EE.UU. como "país de inmigrantes".
Esos "dos pilares" buscan cancelar la "lotería de visados para la diversidad", que asigna 50.000 permisos de trabajo y residencia al año; e instaurar una selección por méritos para sustituir al actual sistema de reagrupación familiar, conocido por sus detractores como "migración en cadena".
La iniciativa en la Cámara de Representantes que reúne todas esas características fue impulsada, entre otros, por los republicanos Bob Goodlatte y Raúl Labrador, de origen puertorriqueño.
Trump ya ha expresado su apoyo a esa propuesta y está presionando a los legisladores republicanos para que voten a su favor en cuanto vuelvan al Congreso, a finales de febrero.
Será más fácil para Trump aprobar una ley en la Cámara Baja porque los republicanos tienen una mayoría muy holgada; el problema será luego conseguir que esa legislación reciba el respaldo del Senado, donde cualquier propuesta necesita el apoyo de varios legisladores demócratas.
Esta semana quedó claro que lograr consenso en el Senado no es tarea fácil, puesto que las cuatro propuestas migratorias que estaban bajo consideración fueron rechazadas.
Paradójicamente, la iniciativa que menos respaldo recibió en el Senado, dominado por los republicanos, fue la que había apoyado Trump: solo 39 de los cien senadores votaron a favor de esa propuesta, que quedó muy lejos de los 60 votos necesarios para someterla a votación final.
También rechazó el Senado otro proyecto que había ganado fuerza en los últimos días y que impulsó un grupo bipartidista de senadores, bautizado como "la coalición del sentido común".
Ese proyecto concedía fondos para el muro, proponía la regularización de 1,8 millones de jóvenes indocumentados e incluía algunas provisiones para satisfacer a los más conservadores, como la prohibición de que los "soñadores" ayuden a sus padres indocumentados a obtener la ciudadanía estadounidense.
Aunque los legisladores buscaban el consenso, se toparon con el rechazo frontal de Trump, que amenazó con vetar la iniciativa e impedir que se convirtiera en ley si el Congreso la aprobaba.
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