Bajo la creciente presión de su propio partido, el presidente Donald Trump parecía inclinarse a aceptar de mala gana un acuerdo que evitaría un segundo cierre de gobierno, pero que le concedería solo una fracción de los recursos que exige para su muro fronterizo con México.
Trump dijo que necesitaría más tiempo para estudiar el plan, pero también declaró que no prevé otra parálisis en el gobierno para este fin de semana, cuando se termina la financiación para algunas partes del gobierno. El mandatario dejó entrever que tenía pensado buscar dólares adicionales para el muro en otras arcas federales a fin de cumplir con el compromiso más emblemático de su campaña presidencial.
“No puedo decir que estoy feliz, tampoco que estoy emocionado”, declaró Trump en referencia al acuerdo propuesto. “Pero el muro será construido de todas formas. No importa, porque estamos haciendo otras cosas además de la que estamos hablando aquí”.
El mandatario tuvo un tono más conciliador por la noche, cuando en Twitter agradeció “a todos los republicanos por el trabajo hecho para lidiar con la Izquierda Radical sobre Seguridad Fronteriza”.
Aceptar el acuerdo, elaborado por negociadores del Congreso de ambos partidos, sería un chasco para un presidente que ha reiterado necesitar 5.700 millones de dólares para una barrera en la frontera de Estados Unidos con México, con el argumento de que el proyecto es crucial para la seguridad nacional.
El pacto tentativo acordado por los legisladores el lunes por la noche concedería casi 1.400 millones de dólares para barreras fronterizas y mantendría el financiamiento del gobierno para el resto del año fiscal, que concluye el 30 de septiembre. Trabajar en los detalles tomará algún tiempo, algo normal, mientras que gente al tanto del tema dijo que la medida ha enfrentado algunas barreras, aunque dudan que sean fatales.
El acuerdo permitiría la construcción de 88 kilómetros (55 millas) de vallas nuevas -con el diseño de barras planas de metal-, mucho menos de los 345 kilómetros (215 millas) exigidos por la Casa Blanca en diciembre. Las vallas serían construidas en el Valle del Rio Grande en Texas.
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