Dentro de las estrategias más utilizadas por las empresas para retener talento y crear entornos de bienestar, el cambio de rol de un empleado dentro de la organización es una opción cada vez más valorada. Porque la rutina y la monotonía suelen ser los precursores de un fenómeno cada vez más común en los espacios de trabajo: el burnout.
Este estado de fatiga crónica y desmotivación ha encontrado en la pandemia un caldo de cultivo, elevando las cifras a niveles preocupantes. Y, precisamente por eso, un cambio de rol es tan bueno como el descanso para luchar contra el denominado síndrome de desgaste profesional.
O eso explica el autor y neurocientífico E. Paul Zehr en este artículo de 'Psichology Today', en el que asegura que las soluciones tradicionales para combatir el Burnout, como las vacaciones o los días de descanso, parecen ser solo paliativos temporales.
Sin embargo, estudios recientes han encontrado una alternativa prometedora en el cambio de rol laboral como una vía para rejuvenecer la mente y el espíritu del trabajador. Y es que nuestro cerebro percibe el cambio como un descanso, lo cual resalta la importancia de la diversificación de tareas y responsabilidades en el ámbito laboral.
Rol nuevo, vida nueva
¿Nunca has tenido la sensación de que cualquier cambio en el trabajo, por mínimo que sea, parece revitalizar tu cuerpo y tu mente? Por eso, las organizaciones contemporáneas deberían comenzar a visualizar el cambio de rol no solo como una oportunidad de crecimiento profesional para los empleados, sino como una estrategia dentro del bienestar de la plantilla. Esta perspectiva, además, se alinea con el auge de la polivalencia y la interdisciplinariedad que demanda el mercado actual.
Un cambio de rol implica una reconfiguración de las tareas diarias, una nueva dinámica con otros equipos y la posibilidad de desarrollar habilidades distintas. Esta renovación funcional puede ser el estímulo necesario para revigorizar la motivación y el compromiso del empleado, elementos cruciales para alejarle el espectro del burnout. No obstante, un cambio de rol no debe ser visto como una fuga, sino como una reconexión con la esencia del trabajo y el propósito individual. Es una invitación a explorar nuevas facetas y a redescubrir el entusiasmo por el trabajo.
En busca del bienestar laboral para los empleados
En cualquier caso, tampoco se trata de generar una suerte de ‘estajanovismo’ entre la plantilla: evidentemente, el engagement y la productividad aumentan cuando los empleados son felices en el trabajo; sin embargo, el primer objetivo es conseguir crear un entorno de bienestar laboral. En este sentido, los líderes empresariales juegan un rol clave. La comunicación abierta sobre las aspiraciones, expectativas y preocupaciones entre empleados y supervisores puede allanar el camino para cambios de rol beneficiosos para ambas partes.
Otro estudio de Harvard Business Review revela que los empleados que han rotado en diferentes posiciones dentro de la empresa (incluso cuando cambian de asiento en la oficina) reportan un mayor nivel de satisfacción laboral y menores niveles de estrés. Este dato no solo refleja la importancia del cambio, sino también la necesidad de cultivar una cultura laboral que valore y fomente la diversificación de roles.
Porque el burnout es una señal de alarma que no debe ser ignorada. En pandemia, las empresas comprobaron sus efectos en la cohesión de las plantillas, en la fuga de talento, en fenómenos como el Quiet Quitting o la Gran Renuncia… Y solo ahora, que los niveles de Burnout han bajado de aquel preocupante 75% de 2020, empiezan a comprobar la larga lista de beneficios de tener a empleados que no están quemados con el trabajo.
Actualidad Laboral / Con información de La Información