América Latina necesita un pacto político para hacer posible un crecimiento sostenible, basado en la productividad, dice Luis Carranza Ugarte, presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), Banco de Desarrollo de América Latina. “Tenemos el antecedente de un pacto político por la estabilidad que se hizo en los años 80”, explica el máximo ejecutivo de la financiera multilateral. “Ese pacto fue muy exitoso y produjo instituciones como los bancos centrales independientes”.
Un pacto que genere crecimiento sostenible podría convertir a América Latina en una región próspera en una generación, afirma Carranza. “El pacto político debe producir mejoras sociales que, a su vez le den sustentabilidad política a las políticas económicas”, señala. Este acuerdo implicaría un acuerdo para crear instituciones transparentes que prevengan la corrupción, y generen un círculo virtuoso de confianza. Para que así, este propicie el pago de impuestos y el fortalecimiento de los programas públicos.
Luis Carranza es un economista que pasó de la academia a la primera línea en la política. Doctor en Economía por la Universidad de Minnesota, fue ministro de Economía en Perú en la segunda mitad de la década pasada. Fue reconocido en el 2008 como el mejor ministro de Hacienda de América Latina. Basado en su experiencia, enfatiza la importancia de los acuerdos políticos: “Si te interesa el desarrollo de los países, tarde o temprano entiendes que se trata de un problema político”. Afirma que “para implementarse, las soluciones económicas deben pasar a través de un filtro político”. Bajo su conducción, la economía peruana tuvo tasas de crecimiento superiores a 7%, “más difícil que crecer a 7% fue resistir la presión para no crecer a 10 por ciento. Muchos grupos presionaban para que subiera el gasto público, porque había grandes ingresos, derivados del boom de las materias primas”.
No es fácil tener una visión compartida de lo que debe ser el país en el largo plazo, reconoce el presidente de la CAF, “en América Latina ha habido algunos casos, Chile pudo construirla y alcanzó grandes resultados; Uruguay es otro caso. Más recientemente, el caso de Panamá es notable. Ellos han decidido que quieren ser un hub regional de infraestructura y servicios de logística. En Panamá ya no se ponen a discutir lo que quieren ser, su presupuesto lo refleja y las acciones de gobierno también”.
El papel de la CAFLa CAF es el mayor banco de desarrollo en América Latina, por el monto de sus operaciones en la región. Al cierre del tercer trimestre del 2017, tenía activos por 37,059 millones de dólares y créditos por 23,000 millones de dólares. “Somos un animal extraño, nuestra naturaleza es bancaria, pero nuestro objetivo es el desarrollo de América Latina”.
El mandato que da origen a la CAF ponía énfasis en dos tareas: integración y desarrollo de infraestructura. “La brecha de infraestructura e integración son dos cuestiones que pesan mucho a la hora de explicar el atraso relativo de nuestra región (…). Necesitamos crear instrumentos para hacer una integración efectiva; me refiero a integración física, pero también a integración financiera, energética, productiva, cultural”.
Luis Carranza Ugarte asumió la presidencia de la CAF en abril del 2017. Se propone mantener la atención a la agenda de integración e infraestructura, además está trabajando fuerte en dos temas: capacitación y competitividad. “Uno de los mayores desafíos de América Latina está en la capacitación de los funcionarios públicos. Pienso en particular en los que se encuentran en los terceros y cuartos niveles de la administración, y en los gobiernos subnacionales”. La CAF empleará tecnologías digitales para ampliar su alcance. Hace unos días lanzó un curso básico sobre asociaciones público-privadas para el que se registraron más de 4,000 interesados. “Este es un ejemplo de nuevos usos de tecnologías en la CAF, estamos inmersos en un proceso de transformación tecnológica”.
En el tema de la competitividad, Carranza reconoce la complejidad de construir una agenda compartida porque “cada país tiene su propia complejidad”. No obstante, habla de la necesidad de crear mecanismos para poner en común las mejores prácticas. Se refiere, con entusiasmo, a un seminario celebrado en Lima donde se habló de los retos de las ciudades, y en el que se expusieron algunas de las soluciones más innovadoras en la región.
El presidente de la CAF es crítico y autocrítico. Por momentos, habla como académico: “Para mí, el desarrollo es un proceso en el cual el sistema económico, el político y el social se van retroalimentando (…). Una de las cosas más importantes es crear correas de transmisión entre estos subsistemas. Uno de los retos de la CAF es fortalecer esas correas: educación, infraestructura, institucionalidad (...) una burocracia eficiente. Esas correas de transmisión hacen que los progresos en lo económico se transmitan a lo político o a lo social y viceversa”.
La diferencia entre los países desarrollados y los que no lo son es la calidad de esas correas de transmisión. “En América Latina podemos construirlas y fortalecerlas. Ese es uno de los retos de mi generación: crear las condiciones para tener prosperidad”, explica. Luis Carranza Ugarte es crítico, autocrítico, pero optimista.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista