Amazon es hoy una de las empresas más poderosas del mundo, pero, como todas, tuvo un comienzo. Y este comienzo también afectó a su forma de contratación inicial en la que Jeff Bezos era quien estaba al cargo.
Ann Hiatt es hoy una profesional reputada en Silicon Valley que comenzó a trabajar para Amazon en 2002, cuando la compañía tenía apenas 8 años de vida.
"Envié mi currículum a Amazon sin pensarlo mucho. Para mi sorpresa, me llamaron para una entrevista de primera ronda para un puesto de asistente junior. No tenía contactos en la empresa, ni título de informática, ni experiencia alguna en trabajar para un director general", rememora en un artículo.
Hiatt cuenta que el proceso de selección ya entonces fue arduo y tras unos meses sin respuesta un reclutador de Amazon le pidió que volviera para una última entrevista. Se disculpó por el largo proceso y prometió a Hiatt que sería la última.
Cuando Bezos era quien contrataba directamente
La actual ejecutiva cuenta que Bezos comenzó la entrevista prometiendo que solo iba a hacer dos preguntas y que la primera sería un "divertido" rompecabezas.
"Quiero que calcules el número de cristales de la ciudad de Seattle", era la primera de ellas.
"Luego hice una pausa para calmarme, recordándome a mí misma que su motivación para hacerme esa pregunta era. Quiere ver cómo funciona mi mente, me dije. Quiere ver cómo descompongo un problema complicado en pasos pequeños y manejables. Puedo hacerlo", relata que pensó la entonces aspirante.
Hiatt recordó el número de habitantes de la ciudad. Luego pensó que cada uno de ellos tendría una casa, un medio de transporte y una oficina o escuela, y que todos ellos tendrían ventanas. Así que hizo una estimación en base a eso.
Ahí empezó una conversación con Bezos en la que hablaron sobre todos los escenarios posibles, grupos, anomalías y formas de tener en cuenta estas excepciones, mientras Bezos llenaba la pizarra con números.
Tras llegar a una conclusión llegó la segunda pregunta: "¿Cuáles son tus objetivos profesionales?"
Hiatt le explicó que no tenía ni idea de cómo ser asistente, pero que conocía la importancia de salir constantemente de mi zona de confort.
Bezos acabó contratándola en el acto. Le dio el escritorio abierto a un metro del suyo. Era el escritorio más cercano a él en la empresa.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista