La crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela, desde principios del 2013, ha obligado a millones de ciudadanos a dejar el país y migrar a otros tantos como Colombia, el Perú y Chile. Perú ha recibido a más de 750 mil ciudadanos venezolanos, de acuerdo con cifras de la Superintendencia Nacional de Migraciones (SNM), lo que lo ha convertido en el segundo país receptor después de Colombia, y por delante de Chile.
Con información disponible a diciembre, la Unidad de Análisis de Economía del diario peruano El Comercio ha calculado que, al cierre de 2018, el empleo de venezolanos que radican en Perú se concentra en las categorías de obreros y otros; mientras que el total nacional, en las de independientes y empleados. Esto lleva a que el ingreso promedio que percibe un venezolano se ubique alrededor del 35%, por debajo del ingreso promedio nacional.
Condiciones de empleo
Asimismo, los niveles de desempleo de esta población son mayores que los de la población restante [que incluye a los peruanos y extranjeros de otros países]. Así, los venezolanos entre 14 y 24 años tienen una tasa de desempleo de casi 13%, los de 25 a 44 años de 7,8%, y los de 45 años a más de 11,7%. A manera comparativa, el desempleo en Lima es de 8,4%.
Estas cifras coinciden, además, con los datos preliminares del Banco Central de Reserva (BCR), el cual sugiere que un incremento de la inmigración, reduce la probabilidad de mantener el empleo y los ingresos provenientes de la ocupación principal. Esto, en especial para aquellos menores a 39 años y con niveles de educación bajos. “Dicho grupo [los menores de 39 años] representa al 7% de la población ocupada en Lima y Callao. De ellos, un 45% se desempeña en el sector servicios, en el cual, coincidentemente, se encuentra la mayor parte de inmigrantes venezolanos ocupados”, señala la autoridad monetaria.
Precisamente, la mayoría de los migrantes venezolanos radica en Lima y se desempeña en los sectores de comercio y servicios, lo que hace importante el tema laboral en la capital. Esto puede causar un menor ritmo del incremento de precios de los alimentos, sobre todo de aquellos que se consumen fuera del hogar, y en un impacto favorable en la producción.
En Perú, la expansión de la oferta laboral podría reducir los costos salariales y, potencialmente, los precios de las actividades en este sector, como parece haber sido el caso del rubro alimentos fuera del hogar en Lima el año pasado. Por ejemplo, los restaurantes o locales de menú cuentan con una mano de obra cuyos ingresos ahora, son considerablemente menores, que los de hace unos meses. Por ende, al no tener que pagar más a sus trabajadores, tampoco existe un motivo para subir el precio de los platos. La contraparte es que la mayor parte de venezolanos, de los que se tiene registro (17,6% a noviembre del 2018), gana por debajo del sueldo mínimo, según la SNM.
El gasto realizado por los inmigrantes venezolanos en Lima y Callao habría contribuido, a través del consumo privado, con 0,33 puntos porcentuales al crecimiento del PBI (Producto Interno Bruto) de 4% en el 2018, según cálculos del BCR.
Caso chileno: efecto oferta y demanda
En Chile, se vive también una ola inmigratoria. Los poco más de 228 mil migrantes venezolanos ya representan la mayor comunidad de extranjeros en el país sureño. Por ello, el Banco Central estimó los efectos que se generan, principalmente, a través de la oferta y la demanda.
Una mayor población aumenta la demanda de bienes y servicios de consumo, presionando la inflación al alza. Asimismo, expande la fuerza de trabajo y aumenta la capacidad productiva, con lo que crece la oferta laboral, se reducen los costos marginales y presiona los precios a la baja. Estos canales de oferta y demanda, generan un efecto expansivo sobre la actividad económica. No obstante, el efecto final es incierto y depende de cuánto dedican los inmigrantes al consumo, cuán sensibles sean a cambios en el ingreso laboral y de cuán rápido, se ajuste el sector productivo a las nuevas condiciones del mercado laboral.
Actualidad Laboral / Con información de El Comercio