Los propietarios de DC Solar, una compañía de placas solares móviles enfocada a dar energía limpia a eventos deportivos y festivales de música, se han declarado culpables de una estafa piramidal basada en el esquema Ponzi que llegó a ascender a los 1,000 millones de dólares. Entre las víctimas se encuentra el brazo inversor de Warren Buffett, Berkshire Hathaway, que invirtió 340 millones de dólares.
Jeff Carpoff y Paulette Carpoff, el matrimonio propietario de DC Solar aprovecharon el boom de las energías limpias para captar más de una docena de grandes inversores para su proyecto. La compañía no era compañía fotovoltaica más. Tenía como objetivo proporcionar energía solar a grandes eventos para que los organizadores redujeran la huella de carbono y utilizaran energía verde.
Entre los inversores destacaban instituciones como Progressive Corp, East West Bancorp, Valley National Bancorp y Sherwin-Williams, pero sobre todo destaca Berkshire Hathaway que invirtió 340 millones de dólares.
Muchos inversores están invirtiendo en este tipo de proyectos solares a través de tax-equity funds, que son instrumentos que les permite obtener beneficios y deducciones fiscales para el resto de negocios, mientras financian el desarrollo de energía solar.
Jeff Carpoff se declaró culpable el pasado viernes en un tribunal federal de Sacramento de fraude y lavado de dinero, según los registros judiciales a los que ha tenido acceso Bloomberg. Por su parte su esposa, Paulette Carpoff, reconoció haber cometido un delito de lavado de dinero y conspiración para cometer un delito contra los Estados Unidos. La investigación de los fiscales elevan la cifra de la estafa a 1,000 millones de dólares, de los que solo han recuperado 120 millones.
Los Carpoff destinaban el dinero de los nuevos inversores para pagar a los antiguos, en lugar de utilizar el flujo de efectivo a la construcción y alquiler de equipos solares. Buena parte de los ingresos se desviaban a gastos e inversiones personales de la pareja. Los Carpoff llegaron a tener más 150 coches de lujo, alguno de ellos de coleccionista como modelos de Ford y Bentley. La joya de la corona es un Pontiac Firebird Trans Am de 1978, que fue propiedad de Burt Reynolds. También poseían propiedades en Lake Tahoe, Las Vegas y el Caribe y un equipo de béisbol profesional con sede en Martínez, California, al noreste de San Francisco.
Actualidad Laboral / Con información de Economía Hoy Mx